Preceptos del Club Privado 34 1. “Nuestra mayor gloria no está en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos”. 2. “Escucho y olvido. Veo y recuerdo. Hago y entiendo”. 3. “Aquel que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio”. 4. “Los vicios vienen como los pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos”. 5. “La ignorancia es la noche de la mente, pero una noche sin luna ni estrellas”.
miércoles, 24 de octubre de 2018
Una trágica historia de amor y celos en la iglesia de Santa Felicitas
Esta historia no podía escapar a la clasificación de leyenda, dado que tiene todos los ingredientes necesarios: una bella mujer, amor y tragedias. Todo comienza en el barrio de Barracas, en la calle Isabel la Católica 520, donde se encuentra la iglesia de Santa Felicitas.
El edificio lleva el nombre de Felicitas Guerrero, una joven mujer con una belleza tan extraordinaria como maldita. A los 15 años contrajo matrimonio con un hombre dos veces mayor, Martín de Álzaga. Dos veces quedó embarazada y dos veces perdió a sus dos hijos: el primer hijo muere a los seis años y el segundo nació muerto. A los 26 años ya era viuda y rica. Su belleza era impresionante y no pasaba desapercibida: tenía decenas de pretendientes que la cortejaban. Finalmente, decide responderle su amor a uno de ellos; pero Enrique Ocampo, otro pretendiente loco de celos, asesina a la joven a balazos el 30 de enero de 1872. Sus padres, devastados por su muerte, decidieron construir una iglesia en su honor detrás de la casa donde Felicitas murió asesinada. La iglesia abrió finalmente sus puertas en 1876, cuatro años después de la muerte de su hija.
Según cuentan, el 30 de enero de cada año el fantasma de la muchacha aparece llorando y vestida de blanco. También dicen que si atan por la noche un pañuelo a los barrotes de la iglesia, por la mañana, lo encontrarán mojado por las lágrimas de la joven alma en pena…
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