domingo, 31 de octubre de 2021

Biografía de Pablo Neruda

Seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto; Nacido el 12 de julio de 1904 en Parral, en la región chilena de Maule, la madre del poeta murió sólo un mes más tarde de que naciera él, momento en que su padre, un empleado ferroviario, se instaló en Temuco, donde el joven Pablo Neruda cursó sus primeros estudios y conoció a Gabriela Mistral. Comenzó muy pronto a escribir poesía, y en 1921 publicó La canción de la fiesta, su primer poema, con el seudónimo de Pablo Neruda (en homenaje al poeta checo Jan Neruda), nombre que mantuvo a partir de entonces y que legalizaría en 1946. También en Temuco comenzó a trabajar en un periódico, hasta que a los dieciséis años se trasladó a Santiago para cursar estudios de profesor de francés. Allí se incorporó como redactor a la revista Claridad, en la que aparecieron poemas suyos. Tras publicar algunos libros de poesía, en 1924 alcanzó fama internacional con Veinte poemas de amor y una canción desesperada, obra que, junto con Tentativa del hombre infinito, distingue la primera etapa de su producción poética, señalada por la transición del modernismo a formas vanguardistas influidas por el creacionismo de Vicente Huidobro. Los problemas económicos indujeron a Pablo Neruda a emprender, en 1926, la carrera consular que lo llevó a residir en Birmania, Ceilán, Java, Singapur y, entre 1934 y 1938, en España, donde se relacionó con Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Miguel Hernández y otros componentes de la llamada Generación del 27, y fundó la revista Caballo Verde para la Poesía. Desde su primer manifiesto tomó partido por una «poesía sin pureza» y próxima a la realidad inmediata, en consonancia con su toma de conciencia social. En tal sentido, Neruda apoyó a los republicanos al estallar la Guerra Civil española (preludio de la Segunda Guerra Mundial) y escribió España en el corazón (1937). Previamente, sin embargo, sus poemas habían experimentado una transición hacia formas herméticas y hacia un tono más sombrío al reflejar el paso del tiempo, el caos y la muerte en la realidad cotidiana, temas dominantes en otro de sus libros imprescindibles, Residencia en la tierra, publicado en dos partes en 1933 y 1935 y que constituye el eje de su segunda etapa. Imágenes originalísimas y audaces de raigambre surrealista expresan en esta obra una visión profundamente desolada del ser humano, extraviado en un mundo caótico e incomprensible. De regreso en Chile, en 1939 Neruda ingresó en el Partido Comunista y su obra experimentó un giro hacia la militancia política. Esta tercera etapa, que tuvo su preludio en España en el corazón (1937), culminaría con la exaltación de los mitos americanos de su Canto general (1950). En 1945 fue el primer poeta en ser galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Chile. Al mismo tiempo, desde su escaño de senador, Pablo Neruda utilizó su oratoria para denunciar los abusos y las desigualdades del sistema. Tal actitud provocó la persecución gubernamental y su posterior exilio en Argentina. De allí pasó a México, y más tarde viajó por la URSS, China y los países de la Europa del Este. Tras este viaje, durante el cual Neruda escribió poemas laudatorios y propagandísticos y recibió el Premio Lenin de la Paz, volvió a Chile. A partir de entonces, la poesía de Pablo Neruda inició una nueva etapa en la que la simplicidad formal se correspondió con una gran intensidad lírica y un tono general de serenidad; el mismo título de una obra central de este periodo, Odas elementales (1954-1957), caracteriza los versos de aquellos años. En 1956 se separó de su segunda esposa, Delia del Carril, para unirse a Matilde Urrutia, que acompañaría al poeta hasta el final de sus días. Su prestigio internacional fue reconocido en 1971, año en que se le concedió el premio Nobel de Literatura. El año anterior Pablo Neruda había renunciado a la candidatura presidencial en favor de Salvador Allende, quien lo nombró poco después embajador en París. Dos años más tarde, ya gravemente enfermo, regresó a Chile. Falleció en Santiago el 23 de septiembre de 1973, profundamente afectado por el golpe de estado del general Augusto Pinochet, que doce días antes había derrocado a Salvador Allende. De publicación póstuma es la autobiografía Confieso que he vivido.

jueves, 28 de octubre de 2021

Biografía de Sandro

Sandro fue un cantautor argentino de canción melódica, rock and roll y pop en castellano. Su verdadero nombre es Roberto Sánchez, nació el 19 de agosto de 1945. Al comenzar la escuela secundaria en 1958, lo expulsan durante primer año. Fue empleado metalúrgico, aprendiz de joyero y vendedor de damajuanas de vino con su padre. En 1960 forma su primer grupo llamado Trío Azul; luego uno de los integrantes abandona el grupo y éste se convierte en el dúo Los Caribes -disuelto al poco tiempo- por lo cual Sandro comienza su carrera solista. En esa época da origen a la banda Los Caniches de Oklahoma, integrada por Héctor Centurión, Lito Vásquez, Armando Quiroga y Sandro, quien oficiaba como guitarrista y segunda voz. Más tarde se transforman en Los De Fuego. En agosto de 1963 graba su primer single titulado “¿A Esto Llamas Amor?” y un foxtrot: “Eres Un Demonio Disfrazado”. Luego registró “Choza De Azúcar” y “Dulce”. En 1964 debuta con Los De Fuego en el disco “Presentando A Sandro”, con las canciones: “Hay Mucha Agitación” y “Las Noches Largas”. A lo largo de su carrera, Sandro editó más de 25 discos, entre ellos: “Sandro y Los De Fuego” (1965), “Alma y Fuego” (1966), "El Sorprendente Mundo de Sandro" (1966), "Beat Latino" (1967),  “Una Muchacha y Una Guitarra” (1968), "Quiero Llenarme de Ti" (1968) , "Sandro" (1969), "Sandro de América" (1969), "La Magia de Sandro" ( 1969), "Muchacho"  (1970),  "Sandro en New York" (1970), "Sandro Espectacular" (1971), "Te Espero ... Sandro" (1972),  "Después de 10 Años” (1973), "Sandro Siempre Sandro" (1974), "Tu Me Enloqueces", (1975),  "Sandro Live En Puerto Rico" (1975),  "Sandro" (1976), "Sandro, un ídolo"  (1977), “Querer Como Dios Manda” (1978), "Sandro"  (1978), "Sandro" (1979), "Sandro" (1981), “Fue Sin Querer” (1982), "Vengo A Ocupar Mi Lugar" (1984), "Sandro" (1986),  "Sandro 88" (1988), "Volviendo a Casa" (1990), "Con Gusto a Mujer" (1992),  “Clásico” (1994). En 1996 edita "Historia Viva".  En 1997 la compañía Sony edita "Presentando A Sandro", disco recopilatorio de los vinilos simpes de los años 1963 y 1964. En 1998 lanza “Mis 30 Mejores Canciones Cd I”  y “Mis 30 Mejores Canciones Cd II”. En 2001 lanza "Para Mamá". En el 2002 sale a la venta "Para Mamá Vol 2". A partir del año 2001 Sandro empieza a sufrir graves problemas físicos que lo llevan a suspender algunas presentaciones y a permanecer internado por cortos períodos. Esto no hace que el cantautor se aleje de la música; a pesar de todo continúa cantando. En el 2003 edita el disco "Recién Ayer (Mi Vida, Mi Música)". En 2004 presenta “Amor Gitano” y continúa con el indiscutible éxito que le valió el nombre de "Sandro de América". En 2005 lanza el disco "En Vivo". En 2006 "Secretamente Palabras De Amor (Para Escuchar En Penumbras)". En el 2007 sale en CD y DVD "Lo Mejor". Tras estar 45 días internado en Mendoza por un doble trasplante de pulmón y corazón y luego de recibir distintas operaciones, el lunes 4 de enero de 2010  fallece, a los 64 años. Esta triste noticia es dada a conocer por Claudio Burgos, uno de sus médicos, quien alrededor de las 20.40hs anuncia que el artista fallece a causa de un shock séptico. El martes siguiente una multitud despide al astro argentino en el Congreso Nacional, donde velaron sus restos. El 19 de agosto de 2020, el ídolo, el Gitano, ese torbellino que dejaba sin aliento a las mujeres, hubiera cumplido 75 años.  Como regalo se publica  “No Te Vayas Todavía”, una canción escrita, música y letra, por Sandro, que por algún motivo nunca llegó a grabar para incluir en alguno de sus discos. En agosto de 2021 sale a la luz " Tengo una historia así", un disco que contiene 10 grabaciones de sus canciones nunca antes publicadas hasta la fecha.

Receta de Frapuccino, ¡Muy fácil y liviano!

¡Buenas tardes a todos y a todas!

Se vienen unos días de calor muy intenso y dan ganas de preparar cosas frescas, ¿Verdad? Si ese es el caso, te invitamos a leer y preparar la siguiente receta para una infusión a base de pocos ingredientes, sin azúcar refinada y saciante.
¿De qué se trata? ¡De un Frapuccino, claro!

Antes de comenzar, cabe aclarar la importancia de revisar los ingredientes con los que está fabricado el café instantáneo que usaremos en nuestra preparación, en pos de evitar azúcares ocultos que suelen venir en dicho producto.

Ahora sí, ¡Comencemos por los ingredientes!
- 2 (Dos) cucharaditas de café instantáneo sin azúcar.
- 1 (Uno) sobrecito de edulcorante en polvo.
- Hielo
- 3/4 de vaso de leche descremada o vegetal.

¿Cuál es el procedimiento?
¡Sencillo! Sólo se deben colocar todos los ingredientes en el orden que los fuiste leyendo en una licuadora y procesar todo durante unos cinco minutos, ¡Nada más!

Eso sí, te daremos unas recomendaciones sobre el hielo que lleva esta bebida:
-Podés licuarlo  con los demás ingredientes si tu licuadora o procesadora tiene la capacidad de resistir el hielo.
- En el caso de no contar con una licuadora de ssemejante capacidad, simplemente podés agregar el hielo después de batir todo.
- Si no te convence usar hielo común, podés llenar cubeteras con leche descremada o vegetal y llevarla al congelador o freezer que tengas, de ésta manera, la infusión quedará igual de fresca y sin aguarse.

¡Que disfrutes tu frapuccino!

RECETA: Lic. Belén Abaca, en Instagram como @nutritips.ba
Las recomendaciones sobre el hielo pertenecen a la autora de éste post, abstenerse a hacer comentarios sobre su gran conocimiento culinario.     

Charly García

Charly García

(Carlos Alberto García Moreno; Buenos Aires, 23 de octubre de 1951) Músico argentino, uno de los más reconocidos intérpretes y compositores de rock y de rock progresivo de su país. A la temprana edad de cuatro años ya tocaba el piano y a los doce recibió el diploma de concertista de música clásica, lo que da cuenta de su extraordinario talento para la música.

 

Charly García

 

Con catorce años formó su primer grupo, To Walk Spanish, en donde interpretaba versiones de The Beatles y The Rolling Stones; más tarde formó Sui Generis, junto a Nito Mestre y Carlos Piegari. Con este grupo editó su primer disco, Vida, que salió a la venta en 1972. Tras éste vinieron Confesiones de invierno (1973) e Instituciones (1974). Pero en 1975 el grupo se disolvió.

 

Poco después formó PorSuiGieco, grupo de efímera vida que no llegó a editar ningún disco. Y más tarde, en ese mismo año de 1975, lo intentó con otra nueva banda, La máquina de hacer pájaros, grupo que lanzó al mercado dos discos: La máquina de hacer pájaros y Películas, en los años 1976 y 1977, respectivamente.

 

En 1978 Charly formó otra banda, Serú Girán; aunque no obtuvo con ella gran popularidad, grabó cinco discos hasta el año 1982, año en que este grupo dejó de existir y nuestro protagonista volvió a montar otra formación, esta vez con Andrés Calamaro a los teclados. Con esta nueva banda obtuvo por fin el reconocimiento popular, sobre todo a raíz de la edición de Yendo de la cama al living. Era el tiempo de la Guerra de Las Malvinas, y las nuevas canciones se presentaron en el estadio de Ferrocarril Oeste ante veinticinco mil personas.

 

Un año más tarde, Charly García volvió a cambiar el personal de la banda que le acompañaba; Calamaro, concretamente, fue sustituido por Fito Páez en los teclados. El primer fruto de esta nueva formación fue Clics modernos, al que siguió Piano Bar en 1984.

 

 

En 1986 comenzó una segunda etapa de la carrera musical de García. Grabó su siguiente álbum, Tango, con un antiguo compañero de Serú Girán, Pedro Aznar. Más tarde, se decidió a grabar definitivamente en solitario, y fruto de este trabajo fue el elepé Parte de la religión, que vio la luz en 1987, y en el que las colaboraciones de otros músicos brillaban por su ausencia. Tras éste, se editó una recopilación de canciones (Cómo conseguir chicas) que no habían salido a la luz en el momento en que habían sido creadas.

 

En 1991, de nuevo con Pedro Aznar, grabó Tango 4, y un año más tarde volvieron a reunirse los integrantes de Serú Girán, reencuentro del que nació Serú Girán ´92. En 1994 compuso una ópera-rock llamada La hija de la lágrima. Un año más tarde volvió a la carga con Estaba en llamas cuando me acosté y, en ese mismo año, grabó un unplugged para la MTV. Este disco marcó el fin de otra etapa en la vida del prolífico músico argentino.

 

En 1996 editó Say no more, que fue lanzado al mercado desde su propio sello discográfico, también llamado Say no more. El siguiente lanzamiento de la compañía discográfica de García fue un     proyecto llamado Constant Concept, en el cual Mercedes Sosa interpretaba canciones del propio Charly García. En 2004 recibió el premio Latino de Honor de la Academia de la Música argentina.

  

Biografía de Julio Cortázar

Julio Cortázar

(Bruselas, 1914 - París, 1984) Escritor argentino, una de las grandes figuras del llamado «boom» de la literatura hispanoamericana, fenómeno editorial que, en la década de 1960, dio merecida proyección internacional a los narradores del continente.

 

Emparentado con Borges como inteligentísimo cultivador del cuento fantástico, los relatos breves de Cortázar se apartaron sin embargo de la alegoría metafísica para indagar en las facetas inquietantes y enigmáticas de lo cotidiano, en una búsqueda de la autenticidad y del sentido profundo de lo real que halló siempre lejos del encorsetamiento de las creencias, patrones y rutinas establecidas. Su afán renovador se manifiesta sobre todo en el estilo y en la subversión de los géneros que se verifica en muchos de sus libros, de entre los cuales la novela Rayuela (1963), con sus dos posibles órdenes de lectura, sobresale como su obra maestra.

 

Biografía

Hijo de un funcionario asignado a la embajada argentina en Bélgica, su nacimiento coincidió con el inicio de la Primera Guerra Mundial, por lo que sus padres permanecieron más de lo previsto en Europa. En 1918, a los cuatro años de edad, Julio Cortázar se desplazó con ellos a Argentina, para radicarse en el suburbio bonaerense de Banfield.

Tras completar sus estudios primarios, siguió los de magisterio y letras y durante cinco años fue maestro rural. Pasó más tarde a Buenos Aires, y en 1951 viajó a París con una beca. Concluida ésta, su trabajo como traductor de la UNESCO le permitió afincarse definitivamente en la capital francesa. Por entonces Julio Cortázar ya había publicado en Buenos Aires el poemario Presencia con el seudónimo de «Julio Denis», el poema dramático Los reyes y la primera de sus series de relatos breves, Bestiario, en la que se advierte la profunda influencia de Jorge Luis Borges.

En la década de 1960, Julio Cortázar se convirtió en una de las principales figuras del llamado «boom» de la literatura hispanoamericana y disfrutó del reconocimiento internacional. Su nombre se colocó al mismo nivel que el de los grandes protagonistas del «boom»: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes, los uruguayos Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti o sus compatriotas Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, entre otros. A diferencia de Borges, Cortázar sumó a su sensibilidad artística su preocupación social: se identificó con las clases marginadas y estuvo muy cerca de los movimientos de izquierdas.

En este sentido, su viaje a la Cuba de Fidel Castro en 1962 constituyó una experiencia decisiva en su vida y el detonante de un radical cambio de actitud que influiría profundamente en su vida y en su obra: el intelectual introvertido que había sido hasta entonces devendrá activista político. Merced a su concienciación social y política, en 1970 se desplazó a Chile para asistir a la ceremonia de toma de posesión como presidente de Salvador Allende y, más tarde, a Nicaragua para apoyar al movimiento sandinista. Como personaje público, Julio Cortázar intervino con firmeza en la defensa de los derechos humanos, y fue uno de los promotores y miembros más activos del Tribunal Russell.

Como parte de este compromiso escribió numerosos artículos y libros, entre ellos Dossier Chile: el libro negro, sobre los excesos del régimen del general Pinochet, y Nicaragua, tan violentamente dulce, testimonio de la lucha sandinista contra la dictadura de Anastasio Somoza, en el que incluyó el cuento Apocalipsis en Solentiname y el poema Noticias para viajeros. Tres años antes de morir adoptó la nacionalidad francesa, aunque sin renunciar a la argentina. Falleció en París el 12 de febrero de 1984, poco después de enviudar de su segunda mujer, Carol Dunlop.

 

La obra de Julio Cortázar

La literatura de Cortázar parte de un cuestionamiento vital, cercano a los planteamientos existencialistas en la medida en que puede caracterizarse como una búsqueda de la autenticidad, del sentido profundo de la vida y del mundo. Tal temática se expresó en ocasiones en obras de marcado carácter experimental, que lo convierten en uno de los mayores innovadores de la lengua y la narrativa en lengua castellana.

Como en Jorge Luis Borges, sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque sin abandonar por ello el referente de la realidad cotidiana: de hecho, la aparición de lo fantástico en la vida cotidiana muestra precisamente la abismal complejidad de lo "real". Para Cortázar, la realidad inmediata significa una vía de acceso a otros registros de lo real, donde la plenitud de la vida alcanza múltiples formulaciones. De ahí que su narrativa constituya un permanente cuestionamiento de la razón y de los esquemas convencionales de pensamiento.

 

En la obra de Cortázar, el instinto, el azar, el goce de los sentidos, el humor y el juego terminan por identificarse con la escritura, que es a su vez la formulación del existir en el mundo. Las rupturas de los órdenes cronológico y espacial sacan al lector de su punto de vista convencional, proponiéndole diferentes posibilidades de participación, de modo que el acto de la lectura es llamado a completar el universo narrativo. Tales propuestas alcanzaron sus más acabadas expresiones en las novelas, especialmente en Rayuela, considerada una de las obras fundamentales de la literatura de lengua castellana, y en sus relatos breves, donde, pese a su originalísimo estilo y su dominio inigualable del ritmo narrativo, se mantuvo más cercano a la convenciones del género. Cabe destacar, entre otros muchos cuentos, Casa tomada o Las babas del diablo, ambos llevados al cine, y El perseguidor, cuyo protagonista evoca la figura del saxofonista negro Charlie Parker.

Aunque su primer libro fueron los poemas de Presencia (1938, firmados con el seudónimo de «Julio Denis»), seguidos por Los reyes, una reconstrucción igualmente poética del mito del Minotauro, esta etapa se considera en general la prehistoria cortazariana, y suelen darse como inicio de su bibliografía los relatos que integraron Bestiario (1951), publicados en la misma fecha en la que inició su exilio. A esta tardía iniciación (se acercaba por entonces a los cuarenta años) suele atribuirse la perfección de su obra, que desde esa entrega no contendrá un solo texto que pueda considerarse menor.

Cabe señalar, además, una singularidad inaugurada en simultáneo con esa entrega: las sucesivas recopilaciones de relatos de Cortázar conservarían esa especie de perfección estructural casi clasicista, dentro de los cánones del género. El resto de su producción (novelas extraordinariamente rupturistas y textos misceláneos) se aleja hasta tal punto de las convenciones genéricas que es difícilmente clasificable. De hecho, buena parte de la crítica aprecia más su faceta de cuentista impecable que la de prosista subversivo.

 

Los cuentos

En el ámbito del cuento, Julio Cortázar es un exquisito cultivador del género fantástico, con una singular capacidad para fusionar en sus relatos los mundos de la imaginación y de lo cotidiano, obteniendo como resultado un producto altamente inquietante. Ilustración de ello es, en Bestiario (1951), un cuento como "Casa tomada", en el que una pareja de hermanos percibe cómo, diariamente, su amplio caserón va siendo ocupado por presencias extrañas e indefinibles que terminan provocando, primero, su confinamiento dentro de la propia casa, y, más tarde, su expulsión definitiva.

Lo mismo podría decirse a propósito de Las armas secretas (1959), entre cuyos cuentos destaca "El perseguidor", que tiene por protagonista a un crítico de jazz que ha escrito un libro sobre un célebre saxofonista borracho y drogadicto. Cuando se dispone a preparar la segunda edición del mismo, Jonnhy, el saxofonista, quiere exponerle sus opiniones acerca de su propia música y el libro, pero, en realidad, no le cuenta nada; no parece que tenga nada profundo que decir, como tampoco lo tiene el autor del libro, por lo que, muerto Jonnhy, la segunda edición únicamente se diferencia de la primera por el añadido de una necrológica.

 En los cuentos de Final del juego (1964), encontramos algunas de las descripciones más crueles de Cortázar, como por ejemplo "Las ménades", una auténtica pesadilla; pero también hay sátiras, como ocurre en "La banda", en el que su protagonista, cansado del sistema imperante en su país (clara alusión al peronismo), se destierra voluntariamente, como Cortázar hizo a París en 1951. En "Axolotl", tras contemplar diaria y obsesivamente un ejemplar de estos anfibios en un acuario, el narrador del cuento se ve convertido en uno más de ellos, recuperando de tal manera el tema del viejo mito azteca.

De Todos los fuegos el fuego (1966), compuesto por otros ocho relatos, hay que destacar "La autopista del Sur", historia de un amor nacido durante un embotellamiento, cuyos protagonistas, que no se han dicho sus nombres, son arrastrados por la riada de vehículos cuando el atasco se deshace y no vuelven ya nunca a encontrarse. Impresionante es asimismo el cuento que da título a la colección, en el que se mezclan admirablemente una historia actual con otra ocurrida cientos de años atrás.

En los también ocho cuentos de Octaedro (1974), lo fantástico vuelve a mezclarse con la vida de los hombres, casi siempre en el momento más inesperado de su existencia. Más cercanas a lo cotidiano y abiertas a la normalidad son sus tres últimas colecciones de relatos, Alguien que anda por ahí (1977), Queremos tanto a Glenda y otros relatos (1980) y Deshoras (1982), sin que por ello dejen de estar presentes los temas y motivos que caracterizan su producción.

Rayuela y la narrativa inclasificable

Pero es precisamente lejos del relato corto donde reside la huella revolucionaria e irrepetible que Julio Cortázar dejó en la literatura en lengua española, desde su novela inicial (Los premios, 1960) hasta la amorosa despedida textual de Nicaragua, tan violentamente dulce (1984). El momento álgido de esta propuesta innovadora que aniquilaba las convenciones genéricas fue la escritura de Rayuela (1963).

Protagonizada por un álter ego de Cortázar, Horacio Oliveira, Rayuela narra el itinerario de un intelectual argentino en París (primera parte) y luego en Argentina (segunda parte), para agregar, en la tercera parte y al modo de misceláneas, una serie de anotaciones, recortes periodísticos, poemas y citas que pueden intercalarse en la lectura de las dos primeras, según el recorrido que decida el lector, a partir de los dos que propone el autor.

Las desavenencias amorosas entre La Maga y Horacio Oliveira, los conflictos intelectuales de Horacio, una amplia red de referencias culturales, con el jazz en posición preferente, y la invitación a la participación del lector como coautor de esa obra abierta, encontraron en el clima de efervescencia cultural de la década de 1960 su perfecto campo de desarrollo. Rayuela ha quedado así como uno de los emblemas imprescindibles de la cultura argentina de ese momento, en el que la novela de Julio Cortázar ocupó un lugar central y fue objeto de toda clase de asedios y comentarios críticos.

Algunas de las sucesivas novelas de Cortazar fueron un intento de avanzar en la dirección de Rayuela: así, la titulada 62. Modelo para armar (1968) es un excelente comentario en paralelo, extraído de una propuesta sugerida en el capítulo 62 de su obra maestra. En el Libro de Manuel (1973), el experimentalismo deja paso a un intento de explicar la difícil convivencia entre el compromiso político y la libertad individual.

Por lo que respecta al género de los "almanaques", esa combinación específicamente cortazariana de todos los géneros en ninguno, es imprescindible referirse a títulos como La vuelta al día en ochenta mundos (1967) o Último round (1969). Tales volúmenes, de difícil clasificación, alternan el cuento con el ensayo, el poema y el fragmento narrativo o crítico. En este apartado merecen mención aparte las inefables Historias de cronopios y de famas (1962), graciosos y complejos personajes simbólicos con singulares actitudes frente a la vida, Un tal Lucas (1979), irónico retrato de un personaje de extraña coherencia, y el casi póstumo Los autonautas de la cosmopista (1983), irrepetible mezcla de diario de viaje y testamento de amor.

Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cortazar.htm el 26 de agosto de 2021.

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografía de Julio Cortázar.
En Biografías y Vidas.     La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). 

lunes, 25 de octubre de 2021

Biografía de Freddie Mercury

Ni su verdadero nombre fue Freddie Mercury, ni llegó al mundo en el Reino Unido, el país que le vio triunfar. Se llamaba Farrokh Bulsara y nació el 5 de septiembre de 1946 en la isla de Zanzíbar (Tanzania), situada en la costa este de África y famosa por su producción de especias. Figura provocadora, versátil y carismática como pocas, su prematuro fallecimiento el 24 de noviembre de 1991, a consecuencia del sida, conmocionó al mundo del espectáculo y a sus millones de seguidores en todo el planeta.

 

Biografía

 

Farrokh era un niño extraordinariamente guapo, tímido y muy apegado a su madre y a su hermana . Sus padres, Jer y Bomi Bulsara, formaban un matrimonio de origen persa devoto del profeta Zoroastro, y                 decidieron enviar al niño a la India para que recibiera una buena educación. Allí quedó al cuidado de sus tíos y fue matriculado en la St. Peter's School, institución de enseñanza británica situada en Panchgani, a unas cincuenta millas de Bombay.

 

Muy interesado por los deportes, el joven Bulsara mostró buenas maneras como boxeador aunque, después de que su madre le animara a colgar los guantes porque resultaba una práctica demasiado violenta, cambió el ring por la mesa de ping pong y a los diez años ya era campeón escolar de la disciplina.

 

Como también en aquellos años de la infancia comenzó a despertar su afición por la música, siguió clases de piano e ingresó en el coro de la escuela. Durante este periodo de formación, el inquieto Farrokh también empezó a demostrar ciertas aptitudes escénicas y participó en varias obras de teatro colegiales.

 

Muy pronto puso en pie su primer grupo musical, The Hectics, una banda amateur de rock and roll que prodigaba sus actuaciones en todas las fiestas y bailes del colegio. En esta formación, en la que ocupaba el puesto de pianista. Las primeras influencias musicales de Farrokh llegaron de la mística música hindú, de los sonidos clásicos y algo del rock and roll que por entonces se producía en otras partes del planeta. En aquella época, sus amigos del colegio comenzaron a llamarle Freddie, traducción más o menos fiel de Farrokh al inglés, y, de hecho, el propio joven firmaba en ocasiones como Frederick.

 

Regresó a Zanzíbar en 1962 junto a su familia, pero un par de años después, los Bulsara decidieron emigrar al Reino Unido, para huir del estallido de violencia que sufría la isla. Curiosamente, Freddie jamás volvería a su tierra natal, ni tampoco a la India; una nueva etapa de su vida comenzaba entonces en una casa de Feltham (Middlesex), cerca de Londres.

 

Ingresó en el Isleworth Polythecnic y, durante las vacaciones, se empleaba en trabajos eventuales para ganar un dinero extra. Hacia 1966, Freddie era un alumno de la Ealing Art School que estudiaba para convertirse en diseñador gráfico, aunque su interés por la música no había desaparecido. Abandonó su casa y alquiló un piso en Kensington junto a un compañero. En 1969 dejó la escuela con su diploma en artes gráficas y diseño en el bolsillo y comenzó a compartir piso con Roger, con quien acudía a un puesto del mercadillo de Kensington para vender ropa y pinturas.

 

En el verano de ese mismo año, Freddie empezó a cantar en un grupo de Liverpool llamado Ibex, que se había trasladado a Londres buscando fama y éxito, pero que tuvo una efímera y complicada existencia. El 23 de agosto de 1969, Freddie debutó en público junto al trío formado por Mike Bersin, John Tupp Taylor y Mick Miffer Smith..

 

Después de esta experiencia fallida, Freddie lo intentó en otra banda llamada Sour Milk Sea, con la que contactó gracias a un anuncio del Melody Maker en el que buscaban un vocalista. A finales de 1969, Freddie era el vocalista del grupo, en el que también estaban Chris Cheney y Jeremy Rubber Gallop a la guitarra, el bajista Paul Milan y el batería Rob Tyrell. Pero esta prometedora aventura tan sólo duró unos meses porque, en abril de 1970, Smile volvió a cruzarse en su trayectoria. Su viejo amigo Tim Staffell había decidido abandonar la formación y Roger y Brian le pidieron que fuera el vocalista del grupo.

 

Nace Queen

 

Freddie insistió en renombrar a la banda y suya fue la idea de bautizarla como Queen. Al mismo tiempo, cambió su apellido artístico y se convirtió desde ese momento en Freddie Mercury. Tras las innovaciones, el trío probó con varios bajistas hasta que en 1971 se incorporó a la formación un personaje tranquilo y sosegado, John Deacon.

 

El logotipo, otra de las señas de identidad de Queen, fue también una creación del vocalista, que dejó patentes sus dotes como imaginativo diseñador. La imagen presentaba los cuatro signos del zodíaco de los miembros de la banda (dos leones por Roger y John, los dos leos del grupo, el cangrejo por el signo cáncer de Brian May y las ninfas que identificaban el signo virgo de Freddie) alrededor de una gigantesca Q y, sobre todo ello, el ave fénix, que saludaba el nacimiento del grupo de las cenizas de otras formaciones. También desde el primer momento fue Freddie el impulsor de la imagen visual de la formación, con su personalísima puesta en escena y su inconfundible vestuario. El resto pertenece a la historia de Queen.

 

Un hecho importante en la vida privada de Mercury tuvo lugar en 1970; fue entonces cuando conoció a Mary Austin, con quien convivió durante siete años y con quien conservaría una buena amistad hasta el momento de su muerte. Curiosamente, antes de que Queen editara su primer disco, Freddie lanzó en solitario un tema llamado I can hear music, bajo el nombre de Larry Lurex.

 

Casi una década después, cuando ya había paladeado las mieles del éxito con Queen, Mercury hizo realidad otro de sus sueños. Siempre había sido un apasionado de la danza y el 7 de octubre de 1979 actuó con el Royal Ballet, para interpretar y bailar Bohemian Rhapsody y Crazy little thing called love.

 

La vida de excesos derivada de la fama y el éxito fue una leyenda que acompañó inevitablemente a Freddie Mercury. Sus fiestas fueron siempre sonadas, pero también se reconoció al músico por ser un gran amigo de sus amigos. Hacia finales de los setenta rompió su relación sentimental con Mary Austin y comenzaron a surgir rumores sobre su cambio de orientación sexual. Los comentarios arreciaban apoyados por el cambio radical de imagen que mostró el músico hacia 1980. Cortó al mínimo su larga cabellera y se dejó crecer un gran bigote, imitando la estética gay muy de moda en los bares de San Francisco y que fielmente habían reflejado los famosos Village People.

 

A finales de 1982, Queen hizo un paréntesis en su carrera y dio libertad a los miembros de la banda para que pusieran en marcha sus respectivos proyectos paralelos. Mercury alquiló los estudios Musicland de Munich y, junto al productor Mack, entró en ellos para grabar su primer álbum en solitario. Durante este período conoció también a toda una leyenda en el mundo de la producción musical, el gran Giorgio Moroder, padre del "electro disco".

 

En aquellos días, Moroder trabajaba en la banda sonora de la versión restaurada de Metrópolis, película mítica dirigida por Fritz Lang, y le pidió a Freddie que colaborara en un tema; el resultado fue Love kills, compuesta por ambos e interpretada por Mercury. El single, el primero firmado en solitario como Freddie Mercury, salió al mercado el 10 de septiembre de 1984, logró un éxito importante y le sirvió como trampolín para su siguiente trabajo.

 

Pocos meses antes del lanzamiento del single se había producido otro encuentro casual en la vida de Mercury que derivaría, en el futuro, en una sorprendente colaboración musical. En el mes de mayo de 1983 asistió al Royal Opera House de Londres para ver una representación de Un ballo di maschera, del compositor italiano Giuseppe Verdi, y cuentan que quedó cautivado por la belleza de la voz de la diva catalana Monserrat Caballé.

 

El 9 de abril de 1985 llegó a las tiendas el adelanto de su primer disco de larga duración, el sencillo I was born to love you, y, tres semanas más tarde, se presentó el álbum Mr. Bad Guy, ambos editados por CBS Records. Los resultados comerciales fueron excelentes y el 13 de julio de ese mismo año los muchos seguidores de Mercury pudieron contemplar su memorable actuación durante el concierto Live Aid en el estadio de Wembley.

 

A comienzos de 1987, Freddie entró en los estudios Townhouse de Londres para grabar algunas canciones. De esas sesiones nació el remake de The great pretender, un gran tema que The Platters había popularizado años atrás. A la venta desde el 23 de febrero de ese año, el trabajo se anotó un nuevo éxito en la ya larga lista del triunfante músico.

 

Un mes después, Mercury voló a Barcelona para conocer personalmente a aquella diva del bel canto que le cautivó años atrás. Monserrat Caballé recibió con agrado una casete con algunos temas del polifacético Mercury e incluso llegó a interpretar uno de ellos en el Covent Garden londinense. Un mes más tarde comenzaron a trabajar en la edición de su disco conjunto, y a finales de mayo ambos cantaron en directo el tema Barcelona en la discoteca Ku de Ibiza. El 8 de octubre de 1988 repitieron actuación en el festival La Nit de la Ciudad Condal, excelente presentación para el álbum Barcelona que se editó dos días después.

 

El triste final

 

Aquélla fue la última actuación en directo de Freddie Mercury. Aun sin anunciar la enfermedad, el deterioro de su estado físico era cada vez más evidente y Mercury se recluyó en su casa de Kensington, espaciando cada vez más sus apariciones. Ocultó su tragedia incluso a sus propios compañeros de grupo y tan sólo un día antes de su muerte anunció públicamente que padecía el sida desde 1986.

 

Murió en su cama a las siete de una fría tarde del día 24 de noviembre de 1991 como consecuencia de una neumonía que no pudo superar. Con tan sólo cuarenta y cinco años, el gran Freddie Mercury dijo adiós a la vida que tan intensamente había disfrutado y fue enterrado en una ceremonia íntima, conforme al rito mazdeísta.

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografía de Freddie Mercury.
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). 

jueves, 21 de octubre de 2021

Científicos del MIT crean “ojos” que atraviesan las paredes y ven en habitaciones oscuras

La tecnología convierte señales de radiofrecuencia en esqueletos tridimensionales. ¿Qué beneficios supone este avance? ¿Se convertirá en un mecanismo de vigilancia?

Investigadores del MIT CSAIL, la división del Instituto Tecnológico de Massachusetts dedicada a las ciencias de la computación e inteligencia artificial, crearon un sistema de visión capaz de atravesar paredes e incluso obtener información en habitaciones oscuras. 

Según comentan, el gran desafío de este ingenio es “comprender las acciones e interacciones de las personas” sin que sea necesario verlas en forma directa. Por ejemplo, si están en otro sitio y si no hay luz suficiente. 

Esa habilidad que trae al recuerdo las capacidades de algunos superhéroes, en este caso se apoya en señales de radiofrecuencia que son analizadas por redes neuronales. Esa combinación permite que el sistema vea sin luz o sin estar necesariamente frente a su objeto de estudio. 

Nuestro sistema continúa trabajando con precisión cuando las personas no son visibles, por lo tanto, aborda escenarios que están más allá del límite del reconocimiento de acción basado en la visión actual", comentan los investigadores. 

“Nuestro modelo utiliza como datos de entrada las señales de radiofrecuencia, genera esqueletos humanos en 3D a partir de las mismas y es capaz de reconocer las acciones e interacciones de varias personas a lo largo del tiempo”, explican los científicos. 


Posibles usos… y eventuales reparos 

En el paper que divulgan, los expertos del MIT CSAIL se enorgullecen de su criatura al decir que el modelo (que denominan “RF-Action”) alcanza una precisión comparable a los sistemas de reconocimiento que se aplican en escenarios directos. Es decir, con buena visibilidad y sin obstáculos intermediando. 

"RF-Action" se apoya en señales de radiofrecuencia y convierte las lecturas en esqueletos 3D".

Tianhong-Li, uno de los autores del estudio, señala que el mecanismo tiene múltiples aplicaciones, por caso en los hogares inteligentes. El investigador dice que serviría para detectar comportamientos anormales en personas mayores, por ejemplo si sufren una caída en una habitación; o realizar monitoreos a distancia en pacientes. 


El sistema no tiene resolución suficiente para reconocer rostros en habitaciones contiguas

Mientras los especialistas del MIT trabajan para que la eficacia de su sistema de visión conserve su efectividad cuando se añadan más paredes (por el momento, en las pruebas “atraviesa” un único muro); emergen asuntos relacionados a la privacidad que pueden generar controversias. ¿Tecnologías como ésta servirán para la vigilancia? 

De acuerdo a los científicos involucrados en este trabajo, por el momento no habría que preocuparse demasiado al respecto ya que la resolución de las imágenes de este sistema no permite reconocer rostros y, en tanto, asociar las lecturas a identidades específicas. 

Síntesis de la Historia Argentina (Segunda parte)

Síntesis de la Historia Argentina (Siglo XVI al Siglo XX)

Década infame (1930-1943)
El 6 de septiembre de 1930 los generales José Félix Uriburu y Agustín P. Justo encabezaron un golpe de estado, apoyado por grupos políticos conservadores, y expulsaron del gobierno a Yrigoyen, inaugurando un período en el que volvió el fraude electoral y la exclusión política de las mayorías. En 1933 se firmó el Pacto Roca-Runciman con Inglaterra, que aumentó enormemente la dependencia Argentina con ese país. Se sucedieron los gobiernos conservadores (el general Uriburu, entre 1930 y 1932; el general Justo, entre 1932 y 38; Roberto Ortiz, entre 1938 y 1942, y Ramón Castillo, entre 1942 y 1943), que se desentendieron de los padecimientos de los sectores populares y beneficiaron con sus políticas a los grupos y familias más poderosas del país.

Ascenso y auge del peronismo (1943-1955)

En 1943 un grupo de militares nacionalistas dio un golpe de estado y derrocó al presidente Castillo. Dentro de este grupo se destacó el coronel Juan Domingo Perón, quien, desde la secretaría de Trabajo y Previsión, llevó adelante una política tendiente a mejorar la legislación laboral y social (vacaciones pagas, jubilaciones, tribunales de trabajo). El apoyo popular a Perón lo condujo al gobierno en las elecciones de 1946. Durante sus dos presidencias (1946-1952 y 1952-1955) Perón, que ejerció el poder limitando el accionar de la oposición y censurando a la prensa, impulsó una política que combinaba el impulso de la industria, el empleo, las comunicaciones y los transportes, con la acción social desarrollada por Eva Perón a través de la construcción de hospitales, escuelas, hogares para niños y ancianos, y ayuda económica para los más pobres.

“Revolución libertadora” (1955-1958)
En 1955 un golpe militar con amplio apoyo político y social derrocó a Perón, quien marchó al exilio. Tras el breve interregno de Lonardi, militar de corte nacionalista y católico, un nuevo golpe de comando puso al Ejército, representado por Pedro Eugenio Aramburu, y a la Marina, representada por Isaac Rojas, a la cabeza de un gobierno, cuyo objetivo medular era eliminar al peronismo de la vida nacional, apuntando fundamentalmente al movimiento obrero. El decreto 4161 y los fusilamientos de junio de 1956, máxima expresión de la reacción, se combinaron con la reforma de la constitución (1957) y la implementación de un proyecto económico liberal  ideado por Raúl Prebisch, que buscaba desmontar el modelo peronista y lograr la “estabilización” económica con el respaldo del FMI. En este marco de violenta persecución, comenzó la denominada “resistencia peronista”, que se extendió también a numerosos sectores populares no peronistas. No sin oposición interna, el régimen militar concedió una apertura electoral que creyó controlar y que dio paso al período de las democracias condicionadas encabezadas por gobiernos radicales.

Frondizi e Illia (1958-1966)

En 1958 el líder de la Unión Cívica Radical Intransigente, Arturo Frondizi, llegó al gobierno tras sellar una alianza con Perón. Sin embargo, su política desarrollista, llevada a cabo mediante la contratación de empresas extranjeras para la extracción de petróleo y la gestión de un crédito del FMI, condicionado a la implementación de medidas liberales, no tardaron en granjearle la hostilidad del peronismo. Para hacer frente a las manifestaciones de descontento, el gobierno puso en marcha el “plan Conintes”, que otorgó al Ejército la facultad de arrestar, detener e interrogar a gremialistas y opositores. Su política exterior y el triunfo del peronismo en las elecciones de 1962 precipitaron un nuevo golpe de estado. Procurando salvar la institucionalidad, asumió el presidente del Senado, el radical José María Guido, cuyo gobierno estuvo tutelado desde las filas castrenses. Las elecciones presidenciales de 1963, con proscripción del peronismo, llevaron a la presidencia a Arturo Illia, de la Unión Cívica Radical del Pueblo. La anulación de los contratos petroleros, la Ley de Medicamentos y un aumento en la inversión en salud y educación cosecharon hostilidad en el empresariado. El peronismo, especialmente su base sindical, y la prensa llevaron adelante una fuerte campaña contra el líder radical, dejando el terreno libre para que, una vez más las Fuerzas Armadas, asestaran un nuevo golpe a la democracia. El 28 de junio de 1966, Juan Carlos Onganía asumió de facto el mando del país. Contaba, una vez más, con amplio apoyo político y social.

La “Revolución argentina” (1966-1973)

El general Juan Carlos Onganía aplicó, con apoyo del FMI, un fuerte programa liberal orientado a satisfacer los intereses de los grandes grupos económicos, al tiempo que, bajo los auspicios de la Doctrina de la Seguridad Nacional impulsada por Estados Unidos, convirtió la persecución del peronismo en la del comunismo y de las guerrillas. Implantó una rígida censura, que alcanzó a toda la prensa y a todas las manifestaciones culturales, incluyendo la intervención de las universidades y la expulsión de profesores opositores, que derivó en lo que se conoce como la “fuga de cerebros”. Sin embargo, las movilizaciones estudiantiles, las insurrecciones populares (como el Cordobazo) y la organización guerrillera debilitaron al gobierno provocando un golpe interno. En junio de 1970 asumiría Roberto Levingston, de corte nacionalista, que no lograría contener las protestas populares y la actividad guerrillera. Una segunda manifestación popular en Córdoba, conocida como el “Viborazo”, dio por tierra con este nuevo gobierno. En marzo de 1971, asumió Alejandro Agustín Lanusse, quien propugnó una política conciliatoria, a través del GAN (Gran Acuerdo Nacional), permitiendo el regreso de Juan Domingo Perón y convocando a elecciones nacionales sin proscripciones para el peronismo. En marzo de 1973, el triunfo sería para los candidatos de esa fuerza, Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima.

Vuelta de Perón (1973-1976)

Entre 1973 y 1976 gobernó nuevamente el peronismo con cuatro presidentes (Cámpora, 1973; Lastiri, 1973; Perón, 1973-1974; e Isabel Perón 1974-1976), quienes intentaron retomar algunas de las medidas sociales del primer peronismo, como el impulso de la industria y la acción social, el mejoramiento de los sueldos y el control de precios. Pero los conflictos internos del movimiento peronista y la guerrilla, sumados a la crisis económica mundial de 1973, complicaron la situación, que se agravó aún más con la muerte de Perón en 1974 y la incapacidad de su sucesora, Isabel Perón, de conducir el país. Esta crisis fue aprovechada para terminar con el gobierno democrático y dar un nuevo golpe militar, que contó una vez más con un amplio respaldo civil.

Dictadura (1976-1983)

La dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983 contó con el decisivo respaldo de los grandes grupos económicos nacionales y el financiamiento permanente de los grandes bancos internacionales y los organismos internacionales de crédito, como el Banco Mundial y el FMI. El saldo de su gestión fue el de miles de muertos y desaparecidos, centenares de miles de exiliados, la derrota del Ejército argentino en Malvinas, la multiplicación de la deuda externa por cinco, la destrucción de gran parte del aparato productivo nacional y la quiebra y el vaciamiento de la totalidad de las empresas públicas a causa de la corrupción de sus directivos y de la implementación de una política económica que beneficiaba a los grupos económicos locales y extranjeros.

Raúl Alfonsín (1983-1989)

El 10 de diciembre de 1983, después de casi veinte años, el radicalismo volvía al gobierno tras el triunfo de Raúl Alfonsín. Empujado por la fuerza de los organismos de derechos humanos que nacían tras la feroz represión militar, el líder radical abrió las puertas a las denuncias y a una primera investigación sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, que se reflejó en el informe de la CONADEP y que permitió que fueran juzgadas las cúpulas militares en el Juicio a las Juntas. Aunque insuficiente para algunos organismos, la política de derechos humanos de Alfonsín fue severamente atacada por amplios sectores militares, que produjeron el movimiento carapintada, los retrocesos hacia las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y el último intento guerrillero que culminó en la masacre de La Tablada. Pero lo que había cambiado sustancialmente eran las bases económicas. Con el creciente poderío de los grupos financieros y un mecanismo de endeudamiento externo incontrolable, Alfonsín cedió ante las recetas liberales y no logró reencauzar una economía desindustrializada y anémica. Con escaso apoyo social, frente a un peronismo conspirativo y con los grupos económicos en contra, la hiperinflación obligó a Alfonsín a renunciar antes de tiempo. Vendría el tiempo del “menemato”.

Carlos Menem (1989-1999)

La caída del Muro de Berlín y el fin de la era del mundo bipolar se combinaron con el avance de Estados Unidos hacia la región latinoamericana, cuya formulación más emblemática en materia económica fue el Consenso de Washington, una serie de medidas que establecían la aplicación en América Latina de un proyecto de corte neoliberal. Carlos Menem, el candidato peronista que accedió a la presidencia en 1989, procedió paradójicamente a implementar este programa, que se encontraba en las antípodas de su prédica electoral y de los postulados históricos del peronismo. La privatización de empresas estatales, como YPF, Aerolíneas Argentinas, Entel, Gas del Estado, entre otras, fue acompañada por una apertura indiscriminada del mercado a los productos y capitales extranjeros y por una política de “relaciones carnales” con los Estados Unidos. El proyecto se completó con el Plan de Convertibilidad monetaria impulsado por Domingo Cavallo y las renegociaciones de la deuda externa, que provocaron una mayor dependencia y endeudamiento. El modelo suscitó el apoyo de los sectores medios, que inicialmente se vieron beneficiados por la política monetaria y de importación. Pero pronto comenzaron a hacerse visibles los efectos devastadores en términos sociales y culturales, con una explosión de la desocupación y de la pobreza, y con la visibilidad e impunidad de la corrupción a gran escala. A ello se sumaba una política de “reconciliación” plasmada con los indultos a las cúpulas militares que implementaron el Terrorismo de Estado y también a las guerrilleras. El descontento social no se hizo esperar y algunos estallidos populares (Santiagueñazo y piqueteros en CutralCó y General Mosconi) fueron acompañados por la convergencia política de amplios sectores en lo que terminaría conformando el crítico y progresista espacio del FREPASO y la posterior moderada Alianza en 1997, que con Fernando de la Rúa a la cabeza, pondría fin al gobierno menemista en 1999, pero no al modelo neoliberal implementado.

Fuente: Síntesis de la Historia Argentina - El Historiador 

Atahualpa Yupanqui - Zamba De Vargas

https://www.youtube.com/watch?v=Z1jy_CPPnaQ                 

miércoles, 20 de octubre de 2021

Síntesis de la Historia Argentina (primera parte)

Síntesis de la Historia Argentina (Siglo XVI al Siglo XX)

Argentina indígena

La población del actual territorio argentino a la llegada de los españoles a principios del siglo XVI sumaba unas 330.000 personas agrupadas en una veintena de grupos étnicos.

Los habitantes del Noroeste, de las Sierras Centrales y de la Mesopotamia practicaban la agricultura, mientras que el resto del territorio estaba ocupado por grupos de cazadores-recolectores.

Las culturas más extendidas fueron los diaguitas al Noroeste, los guaraníes, los tupíes, los tobas y los guaycurúes en el Noreste, los pampas en el centro y los tehuelches, mapuches y onas en el Sur.

Conquista y colonia (1492-1776)

En 1536 Don Pedro de Mendoza fundó Santa María de los Buenos Ayres, la primera ciudad argentina. La miseria y el hambre doblegaron a Mendoza y su gente y Buenos Aires quedó despoblada hasta su segunda fundación por Juan de Garay en 1580. Las ciudades argentinas fueron fundadas por conquistadores que provenían de distintas zonas de América. La corriente pobladora del este, llegada desde España, tomó como base de operaciones la ciudad de Asunción y fundó las ciudades litorales. La que vino desde el Perú ocupó el Tucumán, como se llamaba entonces a todo el Noroeste argentino. Las ciudades cuyanas fueron fundadas por la corriente proveniente de Chile.

Virreinato (1776-1810)

Lo que hoy es la Argentina perteneció al virreinato del Perú hasta que en 1776 el rey Carlos III creó el Virreinato del Río de la Plata, cuyo primer virrey fue Pedro de Ceballos. La capital, Buenos Aires, se convirtió en un gran puerto comercial y se incrementó notablemente la exportación de cueros, tasajo y de la plata proveniente de las minas del Potosí. El sistema de monopolio impuesto por España prohibía comerciar con otro país que no fuera la propia España. Esto encarecía notablemente los productos y complicaba la exportación al tiempo que fomentaba el contrabando a gran escala.

En 1806 y 1807 se produjeron dos invasiones inglesas, que fueron rechazadas por el pueblo de Buenos Aires, alistado en milicias de criollos y españoles. En cada milicia, los jefes y oficiales fueron elegidos democráticamente por sus integrantes. Las milicias se transformaron en centros de discusión política.

Independencia (1810-1820)

Las invasiones inglesas demostraron que España estaba seriamente debilitada y que no podía ni abastecer correctamente ni defender a sus colonias.  La ocupación francesa de España por Napoleón, la captura del Rey Carlos IV y su hijo Fernando VII y la caída de la Junta Central de Sevilla decidieron a los criollos a actuar. El 25 de mayo de 1810 se formó la Primera Junta de gobierno presidida por Cornelio Saavedra, que puso fin al período virreinal. Mariano Moreno, secretario de la Junta, llevó adelante una política revolucionaria tendiente a fomentar el libre comercio y a sentar las bases para una futura independencia.

Entre 1810 y 1820 se vive un clima de gran inestabilidad política. Se suceden los gobiernos (Primera Junta (1810), Junta Grande (1811), Triunviratos (1811-1814) y el Directorio (1814-1820) que no pueden consolidar su poder y deben hacer frente a la guerra contra España. En esta lucha se destacaron Manuel Belgrano, José de San Martín, llegado al país en 1812, y Martín Miguel de Güemes. Las campañas sanmartinianas terminaron, tras liberar a Chile, con el centro del poder español de Lima.

El 9 de julio de 1816 un congreso de diputados de las Provincias Unidas proclamó la independencia y en 1819 dictó una constitución centralista que despertó el enojo de las provincias, celosas de su autonomía.

Era de Rivadavia (1820-1829)

A partir de 1819 en el país se fueron definiendo claramente dos tendencias políticas: los federales, partidarios de las autonomías provinciales, y los unitarios, partidarios del poder central de Buenos Aires. Estas disputas políticas desembocaron en una larga guerra civil cuyo primer episodio fue la batalla de Cepeda en febrero de 1820, cuando los caudillos federales de Santa Fe, Estanislao López, y de Entre Ríos, Francisco Ramírez, derrocaron al directorio. A partir de entonces, cada provincia se gobernó por su cuenta. La principal beneficiada por la situación fue  Buenos Aires, la provincia más rica, que retuvo para sí las rentas de la Aduana y los negocios del puerto.

Época de Rosas (1829-1852)

En 1829 uno de los estancieros más poderosos de la provincia, Juan Manuel de Rosas, asumió la gobernación de Buenos Aires y ejerció una enorme influencia sobre todo el país. A partir de entonces y hasta su caída en 1852, retuvo el poder en forma autoritaria, persiguiendo duramente a sus opositores y censurando a la prensa, aunque contando con el apoyo de amplios sectores del pueblo y de las clases altas porteñas. Durante el rosismo creció enormemente la actividad ganadera bonaerense, las exportaciones y algunas industrias del interior que fueron protegidas gracias a la Ley de Aduanas. Rosas se opuso a la organización nacional y a la sanción de una constitución, porque ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras al resto del país y la pérdida de la hegemonía porteña.

Buenos Aires y la Confederación (1852-1862)

Justo José de Urquiza era gobernador de Entre Ríos, una provincia productora de ganado como Buenos Aires que se veía seriamente perjudicada por la política de Rosas, que no permitía la libre navegación de los ríos y frenaba el comercio y el desarrollo provinciales. En 1851, Urquiza se pronunció contra Rosas y formó, con ayuda brasileña, el Ejército Grande con el que derrotó definitivamente a Rosas en Caseros el 3 de febrero de 1852. Urquiza convocó a un Congreso Constituyente en Santa Fe que en mayo de 1853 sancionó la Constitución Nacional. Pero aunque ya no estaba Rosas, los intereses de la clase alta porteña seguían siendo los mismos y Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina dieron un golpe de estado, conocido como la «Revolución del 11 de Septiembre de 1852». A partir de entonces, el país quedó por casi diez años dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación (el resto de las provincias con capital en Paraná). La separación duró casi diez años, hasta que en septiembre de 1861, el líder porteño Bartolomé Mitre derrotó a Urquiza en Pavón y unificó al país bajo la tutela porteña.

Organización nacional (1862-1880)

Luego de la batalla de Pavón se sucedieron los gobiernos de Bartolomé Mitre (1862-68), Domingo F. Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880), quienes concretaron la derrota de las oposiciones del interior, la ocupación de todo el territorio nacional y la organización institucional del país fomentando la educación, la agricultura, las comunicaciones, los transportes, la inmigración y la incorporación de la Argentina al mercado mundial como proveedora de materias primas y compradora de manufacturas.

República liberal (1880-1916)

En 1880 llegó al poder el general Julio A. Roca, quien consolidó el modelo económico agroexportador y el modelo político conservador basado en el fraude electoral y la exclusión de la mayoría de la población de la vida política. Se incrementaron notablemente las inversiones inglesas en bancos, frigoríficos y ferrocarriles y creció nuestra deuda externa. En 1890 se produjo una grave crisis financiera en la que se cristalizaron distintas oposiciones al régimen gobernante. Por el lado político, la Unión Cívica Radical luchaba por la limpieza electoral y contra la corrupción, mientras que, por el lado social, el movimiento obrero peleaba por la dignidad de los trabajadores desde los gremios socialistas y anarquistas.

La lucha radical, expresada en las revoluciones de 1893 y 1905, y el creciente descontento social, expresado por innumerables huelgas, llevaron a un sector de la clase dominante a impulsar una reforma electoral para calmar los ánimos y trasladar la discusión política de las calles al parlamento. En 1912, el presidente Roque Sáenz Peña logró la sanción de la ley que lleva su nombre y que estableció el voto secreto y obligatorio.

Primeros gobiernos radicales (1916-1930)

La aplicación de la Ley Sáenz Peña hizo posible la llegada del radicalismo al gobierno. Los radicales gobernaron el país entre 1916 y 1930 bajo las presidencias de Hipólito Yrigoyen (1916-1922) (1928-1930) y Marcelo T. de Alvear (1922-1928), e impulsaron importantes cambios tendientes a la ampliación de la participación ciudadana, la democratización de la sociedad, la nacionalización del petróleo y la difusión de la enseñanza universitaria. El período no estuvo exento de conflictos sociales derivados de las graves condiciones de vida de los trabajadores. Algunas de sus protestas, como la de la Semana Trágica y la de la Patagonia, fueron duramente reprimidas con miles de trabajadores detenidos y centenares de muertos.

Fuente: Síntesis de la Historia Argentina - El Historiador

Cuento: EXISTE UN HOMBRE QUE TIENE LA COSTUMBRE DE PEGARME CON UN PARAGUAS EN LA CABEZA

Existe un hombre que tiene la costumbre de pegarme con un paraguas en la cabeza. Justamente hoy se cumplen cinco años desde el día en que empezó a pegarme con el paraguas en la cabeza. En los primeros tiempos no podía soportarlo; ahora estoy habituado.

No sé cómo se llama. Sé que es un hombre común, de traje gris, levemente canoso, con un rostro vago. Lo conocí hace cinco años, en una mañana calurosa. Yo estaba leyendo el diario, a la sombra de un árbol, sentado pacíficamente en un banco del bosque de Palermo. De pronto, sentí que algo me tocaba la cabeza. Era este mismo hombre que, ahora, mientras estoy escribiendo, continúa mecánicamente e indiferentemente pegándome paraguazos.

En aquella oportunidad me di vuelta lleno de indignación (me da mucha rabia que me molesten cuando leo el diario): él siguió tranquilamente aplicándome golpes. Le pregunté si estaba loco: ni siquiera pareció oírme. Entonces lo amenacé con llamar a un vigilante: e imperturbable y sereno, continuó con su tarea. Después de unos instantes de indecisión y viendo que no desistía de su actitud, me puse de pie y le di un terrible puñetazo en el rostro. Sin duda, es un hombre débil: sé que, pese al ímpetu que me dictó mi rabia, yo no pego tan fuerte. Pero el hombre, exhalando un tenue quejido, cayó al suelo. En seguida, y haciendo al parecer, un gran esfuerzo, se levantó y volvió silenciosamente a pegarme con el paraguas en la cabeza. La nariz le sangraba, y, en ese momento, no sé por qué, tuve lástima de ese hombre y sentí remordimientos por haberle pegado de esa manera. Porque, en realidad, el hombre no me pegaba lo que se llama paraguazos; más bien me aplicaba unos leves golpes, totalmente indoloros. Claro está que esos golpes son infinitamente molestos. Todos sabemos que, cuando una mosca se nos posa en la frente, no sentimos dolor alguno: sentimos fastidio. Pues bien, aquel paraguas era una gigantesca mosca que, a intervalos regulares, se posaba, una y otra vez, en mi cabeza. O, si se quiere, una mosca del tamaño de un murciélago.

De manera que yo no podía soportar ese murciélago. Convencido de que me hallaba ante un loco, quise alejarme. Pero el hombre me siguió en silencio, sin dejar de pegarme. Entonces empecé a correr (aquí debo puntualizar que hay pocas personas tan veloces como yo). Él salió en persecución mía, tratando infructuosamente de asestarme algún golpe. Y el hombre jadeaba, jadeaba, jadeaba y resoplaba tanto, que pensé que, si seguía obligándolo a correr así, mi torturador caería muerto allí mismo.

Por eso detuve mi carrera y retomé la marcha. Lo miré. En su rostro no había gratitud ni reproche. Sólo me pegaba con el paraguas en la cabeza. Pensé en presentarme en la comisaría, decir: “Señor oficial, este hombre me está pegando con un paraguas en la cabeza.” Sería un caso sin precedentes. El oficial me miraría con suspicacia, me pediría documentos, comenzaría a formularme preguntas embarazosas, tal vez terminaría por detenerme.

Me pareció mejor volver a casa. Tomé el colectivo 67. Él, sin dejar de golpearme, subió detrás de mí. Me senté en el primer asiento. Él se ubicó, de pie, a mi lado. Con la mano izquierda se tomaba del pasamanos; con la derecha blandía implacablemente el paraguas. Los pasajeros empezaron por cambiar tímidas sonrisas. El conductor se puso a observarnos por el espejo. Poco a poco fue ganando al pasaje una gran carcajada, una carcajada estruendosa, interminable. Yo, de la vergüenza, estaba hecho un fuego. Mi perseguidor, más allá de las risas, siguió con sus golpes.

Bajé -bajamos- en el puente del Pacífico. Íbamos por la avenida Santa Fé. Todos se daban vuelta estúpidamente para mirarnos. Pensé en decirles: “¿Qué miran, imbéciles? ¿Nunca vieron a un hombre que le pegue a otro con un paraguas en la cabeza?”. Pero también pensé que nunca habrían visto tal espectáculo. Cinco o seis chicos nos empezaron a seguir, gritando como energúmenos.

Pero yo tenía un plan. Ya en mi casa, quise cerrarle precipitadamente la puerta en las narices. No pude: él, con mano firme, se anticipó, agarró el picaporte, forcejeó un instante y entró conmigo.

Desde entonces, continúa golpeándome con el paraguas en la cabeza. Que yo sepa, jamás durmió ni comió nada. Simplemente se limita a pegarme. Me acompaña en todos mis actos, aun en los más íntimos. Recuerdo que, al principio, los golpes me impedían conciliar el sueño; ahora, creo que, sin ellos, me sería imposible dormir.

Con todo, nuestras relaciones no siempre han sido buenas. Muchas veces le he pedido, en todos los tonos posibles, que me explicara su proceder. Fue inútil: calladamente seguía golpeándome con el paraguas en la cabeza. En muchas ocasiones le he propinado puñetazos, patadas y -Dios me perdone- hasta paraguazos. Él aceptaba los golpes mansamente, los aceptaba como una parte más de su tarea. Y este hecho es justamente lo más alucinante de su personalidad: esa suerte de tranquila convicción en su trabajo, esa carencia de odio. Esa, en fin, certeza de estar cumpliendo con una misión secreta y superior.

Pese a su falta de necesidades fisiológicas, sé que, cuando lo golpeo, siente dolor, sé que es débil, sé que es mortal. Sé también que un tiro me libraría de él. Lo que ignoro es si, cuando los dos estemos muertos, no seguirá golpeándome con el paraguas en la cabeza. Tampoco sé si el tiro debe matarlo a él o matarme a mí. De todos modos, este razonamiento es inútil: reconozco que no me atrevería a matarlo ni a matarme.

Por otra parte, últimamente he comprendido que no podría vivir sin sus golpes. Ahora, cada vez con mayor frecuencia, tengo un presentimiento horrible. Una profunda angustia me corroe el pecho: la angustia de pensar que, acaso cuando más lo necesite, este hombre se irá y yo ya no sentiré esos suaves paraguazos que me hacían dormir tan profundamente.

Fernando Sorrentino (Argentina, 1942)

"Imperios y servidumbres". Barcelona, Seix Barral, 1972

martes, 19 de octubre de 2021

Marioneta - Orquesta El Arranque

https://youtu.be/37SVdBFGauA 

La historia de “Capocha”, el joven con los huesos de cristal que suma títulos universitarios

“Si hay actitud se puede salir adelante”

Lucas Alaniz tiene 29 años y padece una displasia fibrosa que lo obliga a trasladarse en sillas de ruedas. “Mis sueños son muy grandes y me quedan por vivir muchas experiencias”.

Por Mauricio Luna


Lucas Alaniz es oriundo de Bahía Blanca y desde los ocho años está en silla de ruedas.

“Hay dos preguntas que me hacen muy seguido. La primera es de dónde viene el apodo ‘Capocha’, y la verdad es que no lo sé. La segunda es qué pienso sobre la muerte. Y la verdad que es algo que no ando pensando porque estoy enfocado en vivir el presente, disfrutar al máximo el ahora”. Lucas Alaniz se aleja de su propia existencia para analizarse. Su historia, atravesada por una enfermedad que apareció cuando daba sus primeros pasos, se equilibra sin enojos ni cuestionamientos. De sus huesos de cristal a su fortaleza metal: “Capocha” acumula títulos universitarios.


Lucas Alaniz tiene 29 años y un mundo repleto de sueños. “Mis huesos son muy débiles y tienden a deformarse, me puedo quebrar sin incluso caerme”, cuenta desde Bahía Blanca, ciudad en la que nació y vive junto a su mamá María, su papá Darío y su hermano Tomás. “Soy el más grande. El del medio se llama Pablo, tiene dos años menos que yo y vive en Barcelona”.

Cuando tenía un año y medio recibió el golpe que modificó su vida y la de su familia para siempre: “Jugaba con los autitos y, cuando intenté pararme, me caí y me quebré la cadera. Me contaron que lloraba mucho y por eso me llevaron al médico”. Los primeros estudios no arrojaron buenos augurios y requirieron una consulta más sofisticada. “Cumplí dos años y mis papás me llevaron al Hospital Garrahan. Allí descubrieron que tengo una de las determinadas enfermedades raras, que se llama displasia fibrosa”, cuenta.

Lucas padece el síndrome de Mc Cune Albright, un trastorno genético que afectó sus huesos, su piel y su sistema endocrino. A Lucas le amputaron la pierna izquierda cuando era un niño. Sucede que, al deformarse sus huesos por la pérdida de calcio, la fisura o quebradura de los mismos es inevitable. Cuando eso sucede, la recuperación es lenta y tediosa. “Dolores empecé a sentir hace algunos años, antes no me pasaba nada. Sé que tengo un umbral de dolor muy alto también. Hace poco me hice una placa y tenía una pequeña fisura en uno de mis brazos”, dice.

También relata que tiene el bazo agrandado y una intervención quirúrgica pendiente. “Estoy incómodo en la silla, me readapto constantemente”, avisa. “La discapacidad me ayudó a enseñarme, a conocerme. Pienso que son las reglas de juego y es lo que toca, pero por suerte estoy haciendo las cosas sin pensarlo. Como siempre digo: tengo que manejar lo que puedo manejar. Tengo angustia, me sigo calentando, pero hay que salir adelante”, remarca.


“Capocha” Alaniz: una vida dedicada al periodismo, el deporte y el estudio

“Empecé la licenciatura de Administración de Empresas en la Universidad Nacional del Sur (UNS) y me cambié a la Universidad Siglo XXI”, cuenta Capocha que es periodista y hace pocos días se recibió de técnico universitario en Planificación Gerencial, un diploma intermedio a la carrera de grado que estudia. En 2016, mientras realizaba una pasantía en Dow Argentina, un amigo lo incentivó para formarse como periodista deportivo en el Instituto Superior de Ciencias de la Comunicación Social (ISCCS) de Bahía Blanca.

“Me gusta muchísimo el deporte. Me considero un hombre de rugby. Mis dos hermanos jugaban y mi papá es fotógrafo en el Club Argentino. Yo soy el analista de video”, expresa. En 2018, tras brindar una charla de superación personal en TEDx, viajó a Japón para cubrir el Mundial de Rugby como periodista acreditado. “Mi sueño es cubrir un juego olímpico. Estuve muy cerca de ir a Tokio pero llegó la pandemia y se complicó. También alguna CES (Consumer Electronics Show) como periodista. Me gustaría ir al festival Tomorrowland. Nada de eso lo veo lejano”, asegura.

Capocha es, actualmente, analista de producción en Dow Argentina, puesto que ocupa desde marzo de 2018. “La verdad, por suerte mis papás siempre estuvieron en una buena situación económica y no tuve la necesidad de trabajar. Pero ellos me inculcaron que estudiar iba a ser fundamental para igualar oportunidades, salir de casa y sociabilizar. Hacer amigos. Es muy difícil que pueda volver a caminar, por eso es tan importante”, dice.

Y revela: “Para mi la vida siempre fue un juego. Durante mi adolescencia la PlayStation 1 fue fundamental. Mis amigos no la tenían y mis papás los invitaban a casa para que jugáramos. Hice muchos amigos así mientras pasábamos las tarde charlando y conociéndonos”.


“Capocha” Alaniz: “Los sueños son muy grandes, me quedan por vivir muchas experiencias”

“Soy sincero y sigo siendo bastante calentón, si hubiera sido ‘normal’, hubiera generado muchos problemas. Hoy siento que los sueños son muy grandes y me quedan por vivir muchas experiencias”, remarca Capocha, quien también manifiesta: “La edad pasa por como uno se percibe, cuando uno se da cuenta de que no tiene la misma energía debe elegir qué batalla quiere luchar”.

Sobre el final, el bahiense no le escapa a un tema que constantemente aparece por su mente: “No me gustaría morirme, pero siento que es algo que va a llegar. Si pasara sería una lástima, porque tengo mucho para dar; siento que mi tarea en el mundo es ayudar a otras personas. Dar este mensaje por ejemplo, de que se puede. De que si hay actitud se puede salir adelante”.

Capocha concluye: “Siento que tengo mucho potencial para dar. Además, hay momentos imborrables que todavía no pasaron y, personalmente, porque siento que todavía puedo dejar una huella más. Tampoco voy a vender los sueños imposibles, pero siempre podemos vivir un poco mejor. Y estoy preparándome para eso”.


Fuente: https://tn.com.ar/sociedad/