Después de que los ingleses se retiraran en 1774 de la isla occidental, España ocupó pacíficamente las Malvinas hasta comienzos de 1811, cuando dispuso el abandono de Puerto Soledad. Durante nueve años nadie ejerció la autoridad, hasta que el 27 de octubre de 1820 llegó David Jewett, comandante del barco corsario argentino Heroína, y tomó posesión de esas tierras en nombre del gobierno de Buenos Aires, de acuerdo con las órdenes impartidas por Manuel de Sarratea. Fue entonces cuando se estableció una pequeña colonia argentina dedicada a la explotación del abundante ganado lanar de las islas.
El 28 de diciembre, Día de los inocentes de 1831, el capitán Silas Duncan, de la fragata Lexington, atacó Puerto Soledad, destronó la artillería, quemóla pólvora y tomó prisioneros a seis oficiales argentinos.
El 2 de enero de 1833 llegó a Malvinas la corbeta inglesa Clio, cuyo comandante, JohnJames Onslow, comunicó en perfecto estilo inglés al gobernador provisorio, Pineda, que tenía órdenes de izar el pabellón del rey Guillermo IV y expulsar a los argentinos.
El 7 de enero de 1834, a bordo de la fragata Challenger, arribó el teniente Henry Smith para asumir como gobernador.
¿Qué pasó el 2 de abril de 1982?
El 2 de Abril de 1982 se llevó a cabo LA OPERACIÓN ROSARIO. Esta acción perseguía el objetivo de tomar las Islas y así poder acelerar las negociaciones diplomáticas con el Reino Unido. Había que romper la hegemonía Británica, antes que se cumplieran los 150 años de gobierno ininterrumpido, de lo contrario luego de eso ya no existiría derecho a reclamo de soberanía.
La “Operación Rosario”, bautizada así en honor a la Virgen del Rosario, comenzó el 28 de marzo cuando se embarcaron en la base Naval de Puerto Belgrano las fuerzas militares cuya misión era recuperar las Malvinas.
El contingente naval militar que estaba a cargo del contraalmirante Carlos Busser, estaba compuesto por los buques de la Armada Argentina: Buque Rompehielos ARA “Almirante Irizar”, Buque Destructor ARA “Santísima Trinidad” y Buque Multipropósito “Cabo San Antonio”.
A las 23:30 horas del jueves 1° de abril de 1982, alrededor de 60 hombres de la agrupación Buzos Tácticos y Comandos Anfibios desembarcaron hacia la costa en Puerto Enriqueta, al sur de la Bahía de la Anunciación desde el Buque ARA Santísima Trinidad.
El segundo gran desembarco se concretó a las 3:45 horas del viernes 2 de abril cerca del faro San Felipe, donde se destruyó una alarma eléctrica conectada con el cuartel inglés.
Ya en suelo malvinense, el destacamento anfibio se dividió en dos grupos: el más numeroso al mando del capitán Guillermo Sánchez Sabarots, el cual comenzó una larga marcha hacia el cuartel de los Royals Marines en Moody Brook (cuartel principal británico en la isla); el segundo liderado por el capitán Pedro Giachino, buscó la casa del gobernador Rex Hunt.
Cuando las tropas argentinas llegaron al aeropuerto se encontraron con la pista cubierta de vehículos, maderas, hierros y grandes trozos de turba, lo cual fue un indicativo de que se aguardaba de alguna manera una ofensiva militar argentina. Allí, en el aeropuerto, tuvo lugar el primer enfrentamiento armado con un grupo de marines que estaban de guardia, quienes fueron rápidamente disuadidos.
El equipo del Capitán Sánchez Sabarots llegó a Moody Brook y confirmó que estaba desocupado.
Para esa hora se difundía un mensaje en inglés, por la emisora de la isla, en donde se informaba sobre el desembarco argentino y se solicitaba a la población que permaneciera en sus casas.
Aproximadamente a las 8:45 horas hubo un fuerte enfrentamiento en la casa del gobernador de las islas, ya que todos los militares ingleses se replegaron allí por que el Gobernador Hunt se negaba a dialogar con el Contraalmirante Busser.
En el enfrentamiento, cae el capitán de corbeta argentino Pedro Giachino, única baja en la operación, ya que ingresó a la casa para dialogar con el Gobernador, y fueron heridos de gravedad el Teniente de Fragata Diego García Quiroga y el Cabo Segundo (enfermero) Ernesto Urbina, quien acudió a curar a Giachino. Pero tal como se había ordenado, no se derramó sangre británica.
El gobernador Rex Hunt finalmente se rindió, y negoció su entrega a las 10:00 horas. Una hora antes, la Radio Malvinas ya integraba por primera vez en su historia la cadena de LRA Radio Nacional.
Tras entregarse y rendir a toda su fuerza, Hunt se negó a darle la mano a Busser y le preguntó por qué tomaban las islas, el militar argentino respondió: “desembarcamos en la misma forma en que ustedes lo hicieron en 1833, y mis órdenes son desalojarlo a usted y a las tropas británicas para restituir el territorio a la soberanía argentina”.
Un avión Hércules de la Fuerza Aérea Argentina trasladó a Comodoro Rivadavia al ex gobernador Rex Hunt, su familia y comitiva y a los Royal Marines. Los británicos fueron reembarcados en un Boeing B-707 de la Fuerza Aérea, que despegó de Comodoro Rivadavia a las 23:40 horas, con destino al aeropuerto de Carrasco en la República Oriental del Uruguay.
La “Operación Rosario” había terminado en una victoria y las islas Malvinas volvían a la soberanía argentina luego de 150 años de usurpación.
El 2 de abril, el Presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri salió al balcón y arengó a diez mil personas que lo aclamaron.
El 7 de abril, dirigentes gremiales como Lorenzo Miguel, Saúl Ubaldini, peronistas destacados como Antonio Cafiero, Domingo Bittel, el radical Carlos Contín, , el populista Oscar Alende y Jorge Abelardo Ramos, de la izquierda nacional, viajaron a las Malvinas para la payasesca asunción del efímero gobernador general Menéndez.
El 10 de abril se congregaron en Plaza de Mayo cien mil personas con banderas, entre las que se destacaba un cartel con el lema: “CGT PRESENTE”. “SOBERANÍA O MUERTE”. Hasta Ernesto Sábato se pronunció a favor de la toma de Malvinas.
La fiesta terminó y llegó el malestar del día después de la borrachera. Las Fuerzas Armadas, que habían evidenciado su incapacidad para gobernar y controlar la economía, perderían con esa derrota ignominiosa, el último secreto que guardaban: el de su incapacidad profesional. Mostraron su total falta de inteligencia táctica, estratégica, logística, a las que se sumaban el desorden y a veces el robo en los suministros a los soldados, incluidos los provenientes de colectas populares.
Se lanzaron a la aventura sin preparación, sin planes, sin diseño de las maniobras, sin elaborar una hipótesis de conflicto y sin buscar aliados, los países latinoamericanos se limitaron a un apoyo moral sin ningún compromiso.
No se tuvo en cuenta la incomparable capacidad operativa de la flota de la OTAN, sólo se especulaba con que el enemigo renunciara a luchar.
La gente, según Gallup, apoyó en un 90% la toma a las Falklands.
A 36 años de aquel hecho que marcó a fuego a la Nación Argentina, bien vale la pena homenajear como es debido a los oficiales y suboficiales dignos, que los hubo, y a aquellos chicos de la guerra que se encontraron de pronto, brutalmente, con la adultez que no tenía aquella cara plácida que les habían dicho, sino la del desigual combate contra propios y extraños por una causa noble y justa, conducidos por innobles e injustos comandantes.
Consecuencias
Hoy las islas tienen el segundo PBI de toda América, después de Estados Unidos (casi 52 millones de libras). El PBI de las Malvinas era, en 1980, de sólo 5 millones de libras. Entonces, la principal fuente de ingresos eran las ovejas. En 1986, el gobierno británico estableció una zona pesquera de 150 millas de radio, y habilitó a las islas para vender licencias de pesca en esa área. Desde entonces, las islas son económicamente independientes del Reino Unido, excepto en materia de defensa: la base militar es enteramente financiada por Gran Bretaña.
En la actualidad, menos de 3.400 personas viven de manera permanente en las islas, de las cuales el
5 por ciento, 117, son ciudadanos chilenos, según datos de un reciente censo realizado en el archipiélago.
Sin contar a las fuerzas militares, la población de las islas se calculó en 3.398 personas, lo que supone un aumento del 16 por ciento con respecto al anterior censo, que se realizó en 2012.
Apenas cinco de esos casi 3.400 habitantes aseguraron ser oriundos de la Argentina.
La mayoría de la gente en las Malvinas reside en Puerto Argentino, 2.460 individuos en total, comparados con 2.120 en 2012.
En 1980, dos años antes de que estalle la guerra contra el Reino Unido, eran 1.050 las personas que vivían en la ciudad capital de las islas.
Según estimaciones de especialistas en diplomacia y política internacional, la dotación de soldados británicos desplegados en las Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur supera en cantidad a la población civil.
El censo, efectuado el 9 de octubre de 2016, pero cuyos datos comenzaron a trascender en los meses siguientes, publicados por el semanario isleño Penguin News, mostró que el 62 por ciento de los habitantes del archipiélago se definieron como malvinenses nativos, mientras que un 23 por ciento dijo ser británico.
Asimismo, 91 personas, o el 4 por ciento del total, indicaron ser oriundas de la isla de Santa Helena, y 117, o el 5 por ciento de quienes residen en las Malvinas en la actualidad, respondió en el censo que eran de ciudadanía chilena.
Otras 286 personas dijeron ser de 44 nacionalidades distintas: 74 aseguraron que eran oriundas de Zimbabue; 51, de Filipinas; y apenas cinco de Argentina, de igual modo que de Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Sudáfrica, Francia, Italia e Irlanda, según publicó el semanario isleño.
La edad promedio de la población es de 38,5 años: jóvenes por debajo de los 15 representan al 19 por ciento del total de habitantes, en tanto mayores de 64, al 12 por ciento.
Los niveles de empleo y los salarios, de igual modo que la población, también se mantienen en alza en las Malvinas, de acuerdo con el censo.
Apenas 21 personas se encuentran desempleadas (1,1 por ciento del total) en las islas, donde 247 individuos más que en 2012 dijeron tener trabajo, 16 por ciento más.
Los principales sectores de empleo, por cantidad de trabajadores, son el servicio público (525), la agricultura (210), el comercio minorista y la reparación de vehículos (200), la construcción (175), los servicios comerciales (95), el turismo (89) y la hospitalidad (87).
Los siete sectores principales emplean al 75 por ciento de la mano de obra de las Malvinas. Aproximadamente, una quinta parte de los que trabajan tienen dos o más empleos.
Para los trabajadores, el salario promedio en Puerto Argentino asciende a las 27.562 libras esterlinas (unos 530.426 pesos por año), contra 21.336 (410.576 pesos) en zonas del interior de las islas, la llamada campiña.
En la ciudad capital, los sueldos promedio para los empleados mejoraron en 4.000 libras esterlinas (casi 77.000 pesos) con relación al censo anterior.
Fuentes consultadas: Felipe Pigna - “Caras y Caretas”
www.lacapital.com.ar/informacion-gral/
No hay comentarios:
Publicar un comentario