El 1° de Mayo en la Argentina
En plena zona de la Recoleta se celebró por primera vez el Día de los Trabajadores en la Argentina. Fue el 1° de mayo de 1890 y juntó a 2.000 personas, una concurrencia numerosa para la época. Al día siguiente, los asistentes se enteraron de que habían perdido su jornal “por faltar al trabajo”.
Se había constituido un comité obrero para convocar al mitin a todos los asalariados. Para eso redactaron un manifiesto en el que explicaban, que “reunidos en el Congreso de París del año anterior, los representantes de los trabajadores de diversos países resolvieron fijar el 1° de mayo de 1890 como fiesta universal de obreros, con el objeto de iniciar la propaganda en pro de la emancipación social”.
En el mitin hablaron varios oradores señalando “las deplorables condiciones de trabajo en todos los gremios” y reclamando la limitación de la jornada a ocho horas.
Las conmemoraciones del 1° de mayo se reiniciaron cuando cada fracción del movimiento obrero organizó actos en forma independiente, aunque las condiciones del medio ambiente fueron adversas.
En 1909 los hechos tomaron rasgos muy graves al atacar la policía el mitin anarquista en la plaza Lorea, provocando muertos y heridos. El dolor obrero unió a socialistas y anarquistas, y el lunes 3 el trabajo se paralizó completamente. Por ocho días se detuvo en absoluto la vida industrial y comercial de Buenos Aires en una de las actitudes más enérgicas y duraderas que registra el movimiento obrero argentino y que se conoció como la “huelga general de la semana de mayo”.
En los años sucesivos se impartieron a los obreros lecciones de “amor al país”, premiándose a los trabajadores no agremiados.
Durante los 1° de mayo se repartían ropas a los pobres, junto con catecismos “para que fueran buenos y no existieran luchas sociales”, tal como lo proclamaban los volantes de la época.
El 28 de abril de 1930, el presidente Hipólito Yrigoyen decidió instituir el 1° de mayo como “fiesta del Trabajo en todo el territorio de la Nación”, porque según los considerandos “es universalmente tradicional consagrar ese día como descanso al trabajo”. Al año siguiente hubo insistentes gestiones ante el presidente Uriburu para que autorizara los actos del 1° de mayo. Obtenido ese permiso en 1931, pudieron desfilar los socialistas con grandes carteles que decían: “Por una Argentina grande y justa, económicamente próspera y políticamente libre”.
Durante la década de los años 30 las condiciones fueron difíciles para la tradicional recordación y las manifestaciones obreras en esa fecha desfilaban por las calles.
A partir del 1° de mayo de 1947 las características variaron sustancialmente, porque fue la primera celebración bajo el gobierno peronista. se presentaban números artísticos en los que intervenían figuras populares (Hugo del Carril, Antonio Tormo, Hermanos Abalos) y tras un gran desfile de carrozas se elegía la Reina del Trabajo.
La “revolución argentina” inaugurada por el general Juan Carlos Onganía en 1966, prohibió los festejos de la conmemoración del 1° de mayo con actos públicos.
Actualmente el 1° de mayo ha dejado de ser la celebración de un grupo de rebeldes, para convertirse en una jornada de afirmación política, de lucha social, de reivindicación proletaria y también de homenaje silencioso.
Hoy existen gremios, representantes y sindicalistas que no siempre luchan por el derecho y los intereses de los trabajadores, sino por sus conveniencias individuales. Es por eso que debemos participar y hacer que se respete la dignidad de las personas que se esfuerzan por construir un país diariamente y así, hacer valer la perdurabilidad de esta fecha asegurada por más de siete décadas de historia argentina.
Prof. Alicia María Ayaviri
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